viernes, 1 de febrero de 2008
Una madre solía orar en las noches con una hija pequeña, de unos seis años, al acostarla. Una noche la madre le dijo: - Hoy vamos a pedir a Dios un poco más para que sane a la tía Marta. Oraron por la tía Marta, cada noche, durante un par de semanas. Después, la madre no dijo nada y dejaron de pedir. A la tercera o cuarta noche sin hacerlo, la niña preguntó: - Mamá, ¿por qué no oramos por la tía Marta?. - Es que Diosito ya la puso buena – respondió la madre. - Y si la puso buena – replicó la niña- ¿no deberíamos orar para darle las gracias?.
Es más facil para nosotros pedir cuando tenemos necesidades, no solo a Dios, tambien a las personas a nuestro alrededor. Pero, cuando son suplidas nuestras necesidades, es facil no dar las gracias o simplemente damos unas gracias por compromiso u obligacíon y no demostramos el verdadero agradecimiento, sin importar que tan grande fue aquello que hicieron por nosotros. Te quiero retar, a que decidas ser una persona agradecida con todos aquellos que te ayudan a suplir tus necesidades,
supliendo las de ellos y las de otros.
Jhordany R.
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